Hace un par de días mientras esperaba a que una profesora me pudiera atender en un colegio había dos niños y una niña, de unos 7 u 8 años, que estaban castigados sin poder salir al patio. Uno de ellos le preguntó al otro (que iba vestido completamente con la equipación de la selección española de futbol) iniciando la siguiente conversación:
Niño 1 - ¿Sabes qué coche me voy a comprar cuando sea mayor?
Niño 2 - No
Niño 1 - Un Ferrari ¿Y tú?
Niño 2 - Yo ninguno, voy a tener una moto
Aquí el Niño 2 empezó a mencionar marcas y modelos de coches que estaban bien, coches de BMW y cosas así. Y ahí intervino la niña.
Niña -Pues yo me compraría el coche de Justin Bieber ¿lo habeis visto en internet?
Me resultó curiosa la concepción del tiempo que uno tiene cuando es pequeño. Los niños hablaban como si se fueran a comprar el coche mañana, como si para poder conducir (y ya no digamos que se puedan comprar) un coche no faltaran unos diez años, como si para entonces los coches que le gustan siguieran existiendo, como si para entonces Justin Bieber no fuera a ser una de esas jóvenes estrellas decadentes que nunca llegan a nada de verdad porque hacen mierda.
Niño 1 - ¿Sabes qué coche me voy a comprar cuando sea mayor?
Niño 2 - No
Niño 1 - Un Ferrari ¿Y tú?
Niño 2 - Yo ninguno, voy a tener una moto
Aquí el Niño 2 empezó a mencionar marcas y modelos de coches que estaban bien, coches de BMW y cosas así. Y ahí intervino la niña.
Niña -Pues yo me compraría el coche de Justin Bieber ¿lo habeis visto en internet?
Me resultó curiosa la concepción del tiempo que uno tiene cuando es pequeño. Los niños hablaban como si se fueran a comprar el coche mañana, como si para poder conducir (y ya no digamos que se puedan comprar) un coche no faltaran unos diez años, como si para entonces los coches que le gustan siguieran existiendo, como si para entonces Justin Bieber no fuera a ser una de esas jóvenes estrellas decadentes que nunca llegan a nada de verdad porque hacen mierda.
Hablaban como si el tiempo no corriera y no se llevara todo con él, como si todo no fuera absorbido por la estela del tiempo y se disolviera hasta desaparecer.
Seguro que hubo un tiempo en que nosotros pensábamos en cosas que haríamos o que tendríamos cuando fuéramos mayores, de aquella cuando nadie sabía que alguién había creado algo a lo que llamaban internet, cuando había sólo dos canales de televisión, cuando para hablar por teléfono había que bajar a la calle y meterse en una cabina como las que usaba Superman para cambiarse de ropa...
Yo hubo alguna vez en la que pensé a qué estaría jugando o qué estaría haciendo la niña con la que me casaría cuando fuera mayor. Rara vez uno es capaz de valorar con certeza lo que habrá o no habrá en el futuro, pero lo peor es que rara vez somos de verdad capaces de valorar el sentido, la velocidad y la importancia del tiempo. Cuando éramos niños seguramente nada de eso importaba porque ni lo entendíamos ni lo percibíamos, ahora seguramente seguimos sin entenderlo del todo, pero sí lo notamos. Notamos ríos de tiempo atravesando nuestro cuerpo y corriendo por nuestras venas.
Decía el Drácula de Bram Stoker a Mina que "He cruzado océanos de tiempo para encontrarte", no creo que nosotros tengamos el tiempo para llegar a una época que nos permita decir algo parecido, pero quizá alguno de aquellos niños sí pueda hacerlo para decir algo como: "He seguido las huellas sobre las arenas de todos los desiertos y he cruzado océanos de tiempo para... conseguir el coche de Justin Bieber"
Seguro que hubo un tiempo en que nosotros pensábamos en cosas que haríamos o que tendríamos cuando fuéramos mayores, de aquella cuando nadie sabía que alguién había creado algo a lo que llamaban internet, cuando había sólo dos canales de televisión, cuando para hablar por teléfono había que bajar a la calle y meterse en una cabina como las que usaba Superman para cambiarse de ropa...
Yo hubo alguna vez en la que pensé a qué estaría jugando o qué estaría haciendo la niña con la que me casaría cuando fuera mayor. Rara vez uno es capaz de valorar con certeza lo que habrá o no habrá en el futuro, pero lo peor es que rara vez somos de verdad capaces de valorar el sentido, la velocidad y la importancia del tiempo. Cuando éramos niños seguramente nada de eso importaba porque ni lo entendíamos ni lo percibíamos, ahora seguramente seguimos sin entenderlo del todo, pero sí lo notamos. Notamos ríos de tiempo atravesando nuestro cuerpo y corriendo por nuestras venas.
Decía el Drácula de Bram Stoker a Mina que "He cruzado océanos de tiempo para encontrarte", no creo que nosotros tengamos el tiempo para llegar a una época que nos permita decir algo parecido, pero quizá alguno de aquellos niños sí pueda hacerlo para decir algo como: "He seguido las huellas sobre las arenas de todos los desiertos y he cruzado océanos de tiempo para... conseguir el coche de Justin Bieber"
2 comentarios:
Para un niño de esa edad es normal no dominar el tiempo, de hecho, lo raro es tener clara la idea de futuro posible. Todavía se confunde el tiempo personal con el vivido. Pero está bien, es bonito que los niños crean en el futuro. Lo raro es que lo hagan pensando en Bieber, que dentro de 30 años será el Julio Iglesias de la época. o del océano.
O el Joselito, un yonkarra demacrado.
Publicar un comentario