Isabella

Me pasé las últimas cinco o seis semanas pensando a ratos aislados en el día señalado en el calendario de este mes. Abría el editor de mensajes en el móvil y planeaba lo que debía escribir.
Llegado el día, mientras sonaban las campanas y desfilaban carrozas engalanadas para ti, tecleé las palabras más cercanas de las que fui capaz, la miré al acabar, las volví a mirar y pulsé la tecla de enviar.

Isabella, por favor, dime como hiciste para olvidar el nombre que me habías dado.

Recuerdo con cierta vaguedad la última vez que estuve contigo, me cuesta acordarme de las cosas que hablamos.
La última vez que oi tu voz en la distancia allá en una noche de abril, creo que hacía frío, puede que lloviera; ya no soy capaz de recordarlo todo como hacía antes. Los bombones que te compré dos veces, y el tarro de sales de baño; nunca llegué a dártelos.
Recuerdo la última vez que te vi, era domingo por la mañana y yo estaba al calor de la estufa de leña, tú saliste en la televisión chillando y animando. Me quedé un rato pensando en ti, en el tiempo pasado y después me fui a comer y a echar la siesta.

Isabella, por favor, entiéndeme, hay cosas que durarán en mi toda una vida.