Cha-cha-cha-cha-changes

lunes, 2 de mayo de 2011
Ya estamos en el mes de las flores, el mes en el que la hierba crece con fuerza en los bordes de los caminos y en los prados que están guardados para la siega.


Llevamos cuatro meses completos del año y ha habido mucho cambios, demasiadas vibraciones sobre la tela del continuo espacio-tiempo, demasiadas gotitas de plomo desprendiéndose de la superficie que suben hacia las nubes violando la ley de la gravedad. Son sólo cuatro meses pero parecen mil años.




A mí nunca me han gustado los cambios, siempre me ha gustado y he preferido la estabilidad, la calma de lo cierto y la ausencia de perturbaciones. En estos cuatro meses ha habído muchos cambios en el cuadro, más por proceso entrópico que por generación, el marco se descascarilla, las pinturas pierden sus tonalidades, incluso los trazos se vuelven borrosos, y el lienzo empieza a romperse en algunas partes. Aún quedan ocho meses, el desierto es mucho más grande de lo que parecía y el hombre de negro cada vez toma más ventaja, la hierba del diablo se insunúa un poco más cada paso y las pistolas de Roland ya no disparan.




"-Pequeño Totó, ¿Sabes por dónde se vuelve a casa?


- (mirada interrogante mientras mueve la cola lentamente de un lado a otro)


-Ya


-


-Caminaremos un poco más, mientras aguanten mis zapatos y tus patitas.


- (mira como si estuviera sonriendo y mueve la cola rápidamente)


-Quizá alcancemos la caravana de nuestros amigos, igual están acampados a las afueras de algún pueblo.


- (Totó sigue intentando mostrar una sonrisa y moviendo la cola con rapidez)


-Quizá han construído casas, quizá hay una para nosotros allí.


-Para nosotros ya no hay ninguna casa, en ningún lado (olfatea el aire, para de mover la cola y deja de sonreir)


-Ya lo sé, Totó, ya lo sé."

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