La última noche intenté dormir temprano, pero al final me vi en la cama dando vueltas una hora o dos. A raíz de lo que uno ve en su casa y de un post muy bonito en sobre la vejez en otro blog(Aquí)me puse a pensar en la vejez y tuve una revelación.
Después de intentarlo durante un rato no conseguí verme viejo, no logré hacer una imagen real y que casi pudiera sentir de cómo sería y qué haría yo dentro de varios años cuando fuera viejo. Supongo que para llegar a ser un anciano uno necesita algo para ir pasando día a día, quizá lo que necesite sea no plantearse las cosas, pero algo hace falta para aguantar toda esta lluvia que nos moja a través de los años.
Ya metidos en el asunto quise mirar hacia adelante y ver en qué situaciones me podía ver, me sorprendí incapaz de poder verme haciendo cosas que ya hice, de hecho podía recordar esas cosas como quien lee algo en un libro, pero no las recordaba con facilidad sintiéndolas, viviéndolas. No me veía haciendo esas cosas que la gente hace, eso del amor, las miradas, las caricias, las risas, esa confianza que la gente muestra cuando se quiere.
Así que como dice la canción de Nacho Vegas "Ya viví, sufrí y amé, vale, y ahora qué". No me veo haciendo ciertas cosas y no me veo viejo, tampoco me veo procreando, no lo considero razonable, ya no sólo por la responsabilidad y la incomódidad de tener que educar y criar a alguien sino porque tampoco quiero que nadie tenga la responsabilidad de cuidar de mí si por accidente llego a viejo (cuestión esta última por la que alguna gente tiene hijos y que me parece infinitamente triste).
Finalmente me sobrevino la citada revelación, tan estúpida como otra cualquiera, y es que si no eres capaz de verte viejo es que no vas a llegar allí.
Esta revelación me llenó de tranquilidad y así sabiendo que no tendré que estar allí me dormí tranquilamente.
Después de intentarlo durante un rato no conseguí verme viejo, no logré hacer una imagen real y que casi pudiera sentir de cómo sería y qué haría yo dentro de varios años cuando fuera viejo. Supongo que para llegar a ser un anciano uno necesita algo para ir pasando día a día, quizá lo que necesite sea no plantearse las cosas, pero algo hace falta para aguantar toda esta lluvia que nos moja a través de los años.
Ya metidos en el asunto quise mirar hacia adelante y ver en qué situaciones me podía ver, me sorprendí incapaz de poder verme haciendo cosas que ya hice, de hecho podía recordar esas cosas como quien lee algo en un libro, pero no las recordaba con facilidad sintiéndolas, viviéndolas. No me veía haciendo esas cosas que la gente hace, eso del amor, las miradas, las caricias, las risas, esa confianza que la gente muestra cuando se quiere.
Así que como dice la canción de Nacho Vegas "Ya viví, sufrí y amé, vale, y ahora qué". No me veo haciendo ciertas cosas y no me veo viejo, tampoco me veo procreando, no lo considero razonable, ya no sólo por la responsabilidad y la incomódidad de tener que educar y criar a alguien sino porque tampoco quiero que nadie tenga la responsabilidad de cuidar de mí si por accidente llego a viejo (cuestión esta última por la que alguna gente tiene hijos y que me parece infinitamente triste).
Finalmente me sobrevino la citada revelación, tan estúpida como otra cualquiera, y es que si no eres capaz de verte viejo es que no vas a llegar allí.
Esta revelación me llenó de tranquilidad y así sabiendo que no tendré que estar allí me dormí tranquilamente.
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