La Balada del Hombre que Casi Vivió

lunes, 21 de noviembre de 2011
Todo camino que empieza llega a su final, y a toda cosa hecha le llega el momento de ser libre y ser ya para siempre lo que es. "La balada del hombre que casi vivió" es una balada que no es una balada, y es una canción del oeste que no es una canción del oeste.
Escrita cuando se acercaba el final de 2010 es una canción con un fondo de idea positiva, de aprovechar la vida. Que esta canción tenga esta idea es una cosa premeditada, en un principio los primeros versos que tenía para nada llevaban ese camino, aquellos primeros versos decían "Siento tener que decirte adiós otra vez..." pero no quería hacer una canción que se quejara directamente de algún tipo de relación, busqué otro camino, otras ideas flotantes en alguna conversación.

Desde el primer momento había partes en la canción que pedían ser cantadas por un coro infantil, pero era imposible conseguirlo; cuando me decidí a grabar la canción (cosa que llevó lo suyo porque no acababa de sentirme identificado y vinculado con ella, me apetecía más decir otras cosas en aquel momento) apareció la posibilidad de usar voces femeninas y así sugió la colaboración de las chicas que pusieron su voz y su esfuerzo. Así han acabado siendo The Glittering Girls que no es nada excesivamente meditado, simplemente me pareció simpático darles un nombre que podría ser muy de los 60, muy de grupo femenino de entonces.

He de reconocer que esta canción me ha costado, más incluso que otras, pero su momento ha llegado, el momento ser libre y ser lo que es.

Desde AQUÍ se puede descargar la canción "La Balada del Hombre que Casi Vivió"

5 comentarios:

Marian dijo...

;) celebramos que hoy esta canción quede en libertdad,aquí en el noroeste donde el viento y la lluvia nos domestica el humor,cualquiera de las razones incipientes a este trabajo justifica el fin...no hacen falta ni tormentas de arena ni polvo en los ojos para que suene a "western"...buen trabajo ;),dear!!!

Luis dijo...

La canción ya es libre,y ya es independiente con sus cosas y sus defectos.
En el oeste estamos, aunque en vez de polvo en los ojos tengamos gotas de lluvia.
Ahora hay que repartirse los papeles a ver quién toma nota y quien hace de hombre que casi vivió.

Iago dijo...

Acabo de escuchar dos veces el resultado final y la verdad es que me gusta más incluso de lo esperado, que ya era mucho (tanto por la base de la canción en sí como por lo que luego logras sacar de esas bases).

El tono de la canción me parece el perfecto, ya que lo percibo exactamente en el punto que comentas: entre ese 'calor' decadente, alienado y sin embargo estoicamente 'cantarín' del oeste y el 'frío' emocionalmente cálido de una balada.
Aparte del excelente equilibrio que conseguiste entre todas los elementos de la canción, me parecen sobre todo muy destacables los arreglos que has incluído, ya que además de contribuír en gran medida a que la esencia de la canción esté patente en todo momento, se compenetran sinfónicamente y a la perfección como las piezas de un puzle..
Sin desmerecer ningún otro apartado, creo que unos arreglos de tal nivel son de lo mejor de la canción.
Por otro lado, todas las voces han quedado perfectamente equilibradas y compenetradas sin perder personalidad, lo cual no me parece precisamente fácil teniendo en cuenta la gran cantidad de ellas que hay en los coros y el contrapunto con la principal.

Enhorabuena, en primer lugar, por una creación semejante y, en segundo lugar, por el grandísimo trabajo y acierto de lograr que dicha creación continuase desarrollándose y realimentándose hasta que, llegado este último momento en que finalmente le diste esa libertad, el resultado fuese sin lugar a dudas el mejor.

Pocas cosas hay más difíciles que tomar conciencia de la realidad y fugacidad de la propia vida, pero lo que sí es seguro en este caso es que La Balada del Hombre que Casi Vivió ya nunca será la canción que casi existió.

Iago dijo...

Me olvidaba, por descontado que la carátula también me parece impoluta, descriptiva, acorde y elegante.

El mundo y las cosas brillantes suelen estar al otro lado de la ventana, y sin duda siempre es mejor ir en su busca de algún modo, aunque sólo sea para que finalmente, al estar al otro lado de ese cristal, se vuelva a comprobar que de nuevo el brillo está en la cara opuesta...

Luis dijo...

Gracias Iago, palabra un poco aduladoras de más, igual el resultado no es para tanto, pero bueno, se ha hecho lo que se ha podido y en algunas cosas incluso un poco más.

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